Por Ana Mireya Borboa

En la actualidad, en la mayoría de las familias, los padres no son vistos por sus hijos como una imagen de autoridad, y esto es debido a que los padres, emocionalmente no están preparados para orientar y dar afecto a sus hijos. Como consecuencia, se observa la falta de respeto de los hijos hacia las figuras de autoridad.

La dinámica familiar, refiriéndose a la familia, como el núcleo formador de los hijos, suele ser única en cada una de ellas, y esto depende de la forma en la que se suministra el amor, el tiempo, el poder, el afecto, la comunicación y otros elementos que permitirán una evolución sana. Es en los primeros años de vida donde se sientan las bases para que los hijos tengan un comportamiento que les permita integrarse de manera saludable a la sociedad. Esto dependerá de los acuerdos que la pareja haya tomado en “la mesa de negociaciones” para la formación de sus hijos. Claro está que los padres deberán contar con seguridad en sí mismos, con una autoestima saludable, ser firmes en sus decisiones sin faltar al respeto, no caer en la permisividad ni el autoritarismo, contar con habilidades de comunicación y control emocional.

Que los padres estén de acuerdo en cómo formar a los hijos es sumamente importante para el desarrollo armónico de la familia, ya que estarían en la misma “frecuencia” y esto permitiría ejercer su autoridad que es un aspecto básico dentro del ambiente familiar.

Hablar de imagen de autoridad es hacer referencia a la capacidad que tienen los padres para regular la conducta de sus hijos, transmitiendo las reglas y normas de comportamiento, así como enseñarles que existen los límites y también que cada uno tiene sus responsabilidades dentro y fuera del ambiente familiar. Por lo tanto, la comunicación dentro de la familia es muy importante.

Para que los hijos los vean como figuras de autoridad es necesaria la colaboración y participación de ambos padres.

Cabe señalar que no hay que confundir autoridad con autoritarismo o permisividad; ser un padre con autoridad es ser democrático y no caer en el exceso de los “no” y de los “si”, es saber establecer límites a los hijos, que entre otras cosas les permitirán darse cuenta de que sus acciones tienen consecuencias. Al poner límites, los padres deberán mostrar firmeza y congruencia, de esta manera estarán demostrando a sus hijos que son padres que se respetan a sí mismos, que son adultos que no se dejan manipular y que no abusan de la autoridad del “no” ni de la permisividad del “si”, son adultos con autenticidad ya que al respetarse a sí mismos respetan a los demás.

En conclusión, si quieres ser una imagen de autoridad para construir una familia sana, es importante desarrollar las habilidades de la comunicación efectiva, tomar acuerdos con la pareja sobre la formación de los hijos, saber poner límites, regular la conducta y exigirles responsabilidad sin dejar de lado que la presencia de los dos padres es importante en la formación de la personalidad.