Por Ana Mireya Borboa

Llega enero y entramos a una realidad que para la mayoría de las personas es estresante. Se sabe que el dinero es la primera causa del llamado estrés financiero, y este suele presentarse con mayor fuerza en enero a raíz del gasto que se generó en las festividades de diciembre como las fiestas, los regalos, las cenas de navidad y año nuevo, entre otros gastos de mayor o menor costo, pero que cuentan, ya que se dice que los números son fríos.  

A consecuencia de lo anterior, se deja venir la llamada “cuesta de enero” que no es otra cosa que el tener que “apretarse el cinturón” (como decía mi abuelita). Pero la llamada “cuesta de enero” no es solo un estrés financiero que te lleva a “apretarte el cinturón”, psicológicamente va más allá de lo económico porque también se hacen presentes ciertos estados psicológicos y emocionales, como el aumento de la ansiedad, baja del ánimo, pérdida de autoestima, nostalgia, melancolía, culpabilidad, frustración.

¿Qué puedes hacer para mitigar el golpe de la cuesta de enero?

Con respecto a tu economía lo recomendable es que planifiques muy bien tus finanzas, que tomes la decisión de reducir tus gastos dejando para otra ocasión aquellos que no son necesarios y hacer consciencia que es el mejor momento para crearte un hábito de ahorro.

En cuanto a lo psicológico y emocional te recomiendo que estés tranquilo (a), ser comprensivo contigo mismo y dejar que la emoción aflore y aprendas de ella.

Con base a lo anterior te sugiero que establezcas una rutina donde las actividades te sean agradables y de fácil alcance, esto te permitirá comprometerte con tus quehaceres diarios.

Sé compasivo contigo mismo (a) y valora lo que haces, no te exijas ya que tus exigencias siempre te ponen en desventaja. 

Nutre tu mente con proyectos realistas, no importa que sean pequeños, te darán motivación.

Rodéate de personas que te hacen sentir bien, que te hacen reír y que te hacen sentir tranquilo para volver a la rutina con más ánimo.

Otras sugerencias:

No salgas a comprar cuando sientas hambre ya que la tendencia psicológica es comprar de más, y no solo de comida, sino de todo tipo de productos, esto se debe a que cuando tienes hambre te dejas llevar por el deseo y no por la razón, el hambre manda al cerebro mensajes de “quiero” y esto hace que aumente la conducta de adquisición. Cuida tu bolsillo.

Estimula a tu cerebro, proponte aprender cosas nuevas, ya sea que tomes un curso que te resulte estimulante o inicies un nuevo proyecto.

Haz un cambio real y diferente, recuerda que si quieres resultados diferentes tienes que hacer las cosas de forma diferente.

Por último, las consecuencias de la “cuesta de enero” son pasajeras, pero en caso de que se prolonguen en el tiempo podrían dar pie a problemas psicológicos como la depresión o trastornos de ansiedad, por lo que te sugiero que no te de pena buscar ayuda. 

Si te es difícil superar la rutina, el estrés, las presiones y la angustia, busca ayuda de un profesional en la salud.