Por Mtro. Víctor Hugo Pacheco Gallardo.
Las evidencias del deplorable impacto del ser humano sobre la humanidad son evidentes, no solo eso; en áreas como en salud, el medio ambiente, en lo social, entre otras, la irresponsabilidad crea responsabilidades negar su implicación y crear pretextos puede costar deterioro, perjuicio como trastornos, adjuntando la vida de muchas especies que cohabitan en el mismo planeta, inclusive la vida misma de todos y cada uno de nosotros.
Evidenciar la huella humana sobre cada contexto es necesario para mejorar el presente y por ende el futuro. Considerar la educación y el desarrollo sustentable como el eje principal para la reintegración y revaloración de las personas, del planeta, por la prosperidad y la paz es realmente loable, con esfuerzos cualitativos, técnicos como podemos lograr la transformación anhelada.
Un comportamiento indebido y una conducta incorrecta afecta la credibilidad y el respeto, daña seriamente la personalidad, traduciéndose en reservas y condicionantes para la colaboración, perjudica totalmente a la persona que los practica y merma la actitud de otros ya sean hombres o mujeres.
Motivar con nuestro quehacer cabal permite que hable la honestidad e integridad, inspirando al bien hacer, el proceder que se toma en el camino no habla, pero dice mucho de cada uno y la postura de cada uno al final del día somete el rumbo de todos.
Ahora es el momento de reinventarnos e iniciar un cambio de pensamiento y de conducta, es momento de hacer una disrupción y esgrimir las excusas que solo nos conducen a repetir incesantemente hábitos y costumbres negativos, el comportamiento dice todo sobre cada quién, la conducta es el reflejo de la personalidad de cada cual.
Para ser una persona sana hay que tener buena salud física, pero también necesitamos sentirnos bien emocionalmente y disponer de un entorno social favorable, lo que nos permitirá afrontar mejor las situaciones de estrés y ansiedad que se presenten.
La integridad abre horizontes hacia el bien ser. Asimismo, el humor es un ingrediente esencial de vida y bienestar. Las conductas saludables son actitudes orientadas hacia el comportamiento que adoptan las personas y que están influidas por el entorno social, político y económico en el que viven.
Conducirse con rectitud y honorabilidad en realidad no cuesta nada, pero cuánto se gana, esa es la realidad y no hay más que decir… solo que se tenía que decir. Dejemos que nuestra naturaleza hable de nuestra esencia de manera que nuestro cometido inspire, sumando voluntades para un bien construir hacia una transformación justa y sustentable.