Por Ana Mireya Borboa
Sin excepción, todas las personas a lo largo de su vida establecen relaciones de amistad, algunas de ellas se desvanecen después de cierto tiempo, otras se disuelven muy fácilmente y hay otras que son para toda la vida.
La amistad es esa relación afectiva basada en algunos valores como el respeto, la confianza, la sinceridad, la fidelidad y el compromiso; y el amigo(a) viene siendo aquella persona con la que se tiene una relación desinteresada donde priman estos valores y ciertos componentes que son clave para que la amistad sea sana y duradera.
- Comunicación: Permite fortalecer los lazos de confianza en la relación.
- Autenticidad: Ser como realmente pensamos y sentimos ser, no fingir, ser auténticos, que nuestros amigos nos conozcan tal como somos.
- Aceptación: Aceptar a los demás como realmente son sin pretender cambiarlos o querer que hagan lo que uno desea.
- Empatía: Saber ponerse en el lugar de nuestros amigos para comprender lo que ellos sienten.
- Generosidad: Darse como persona a los amigos de forma desinteresada y estar al pendiente de sus necesidades y acompañarlos en las buenas y las malas.
- Agradecimiento: El ser agradecidos con los amigos ayuda a fortalecer la amistad, por pequeño que sea el favor que se recibió, hay que reconocerlo con un “gracias” sincero.
- Reciprocidad: saber corresponder al amigo hace que el vínculo se fortalezca.
Lo mencionado anteriormente es lo que permitirá cultivar amistades duraderas, para toda la vida. Es cierto que a lo largo de la vida se pierden amistades, esto es muy natural ya que a veces se entablan relaciones de amistad porque a las personas involucradas las une algún tipo de disfrute o gusto, por ejemplo, el gusto por cierto tipo de música, o deporte u otra actividad, pero con el paso del tiempo los gustos o placeres que se tenían van cambiando y esto hace que la amistad tienda a desvanecerse.
También puede ser que una amistad se disuelva porque lo que realmente unía a las personas era algún interés en común, el uno tenía algo que beneficiaba al otro y viceversa, hasta cierto grado se complementaban, pero cuando una de las dos deja de ser útil, la amistad se acaba.
En conclusión, la amistad sincera, sana y duradera es una relación afectiva que se fundamenta en un sentimiento desinteresado, donde las personas lo dan todo sin esperar nada a cambio y quien recibe no olvida la importancia de la reciprocidad, los amigos se apoyan mutuamente, comparten tanto lo bueno como lo malo, saben escucharse, comprenderse, crecen juntos como personas. En una verdadera amistad no es necesario estar siempre juntos porque saben mantenerse en el tiempo.