Este mes, hablaremos sobre la fisioterapia pediátrica, destacando cómo ayuda y qué beneficios aporta a los niños, así como la población infantil a la que está dirigida.
Primero, es fundamental entender qué es la fisioterapia pediátrica. Esta disciplina se especializa en el asesoramiento, tratamiento y cuidado de bebés, niños y adolescentes que presentan retrasos en su desarrollo, trastornos de movimiento (tanto congénitos como adquiridos) o que están en riesgo de padecerlos.
¿Qué hace un fisioterapeuta en pediatría?
El fisioterapeuta realiza una valoración integral del niño y su entorno para establecer, junto con la familia y el propio niño, los objetivos del tratamiento. Es recomendable definir metas a corto plazo para facilitar su revisión periódica.
Se determina la intervención terapéutica más adecuada considerando la situación global del niño, abarcando aspectos biopsicosociales. El fisioterapeuta pediátrico dispone de una amplia gama de recursos y técnicas, como movilizaciones, ejercicios de fortalecimiento, técnicas de fisioterapia respiratoria, ayudas posturales o de movilidad, y adaptación de objetos. Sin embargo, el juego y la estimulación del aprendizaje del movimiento constituyen sus herramientas principales.
Además, proporciona apoyo a las familias de los niños y colabora con otros especialistas del ámbito de la salud, la educación y los servicios sociales, promoviendo la integración del niño en las rutinas del hogar, la escuela y la comunidad.
Los resultados se supervisan periódicamente en función de los objetivos establecidos.
¿A quién puede ayudar la fisioterapia pediátrica?
La fisioterapia pediátrica puede beneficiar a una amplia población infantil, desde recién nacidos hasta adolescentes de 18 años, que requieren tratamiento y seguimiento para aliviar, minimizar y prevenir alteraciones en el desarrollo motor o posturales causadas por condiciones de origen:
Neurológico (como Parálisis Cerebral, Traumatismos Craneoencefálicos, Espina Bífida).
Neuromuscular (como Atrofia Muscular Espinal, Distrofia Muscular de Duchenne).
Músculo-esquelético (como Acondroplasia, Enfermedad de Perthes, Luxación Congénita de Caderas, Tortícolis Congénita, Plagiocefalia).
Respiratorio (como Bronquiolitis, Fibrosis Quística, Asma).
Genético (como Síndrome de Down, Síndrome de Rett, Síndrome de Wolf).
Autor: Armando Jaredh Cossío Pérez
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