Inteligencia artificial y cultura de paz
“La inteligencia artificial es tan peligrosa
como nuestros propios temores, y tan útil
como nuestra propia inteligencia”.
Marvin Minsky
Cuando se habla de “inteligencia artificial” (IA) hay muchos resquemores. Algunos se preguntan si las máquinas llegarán a hacer los mismos trabajos que desarrolla el hombre, y, por tanto, los seres humanos ya no serán necesarios y perderán sus trabajos; otros lo ven de manera más catastrófica. Creen que llegará un día en que las máquinas creadas por el hombre se rebelarán, tomarán el poder político y esclavizarán al ser humano; y otras creencias más. Como la de que en el futuro no se necesitarán jueces, sino serán las máquinas, mediante ciertos algoritmos creados, que podrán tomar la mejor decisión en una controversia jurídica.
La definición de inteligencia artificial es tal, que no deja lugar a dudas para temer. Se dice que la IA, en el contexto de las ciencias de la computación, es una disciplina y un conjunto de capacidades cognoscitivas e intelectuales expresadas por sistemas informáticos o combinaciones de algoritmos cuyo propósito es la creación de máquinas que imiten la inteligencia humana para realizar tareas, y que pueden mejorar conforme recopilen información.
El término “inteligencia artificial” fue acuñado en 1956 por el informático John McCarthy en la Conferencia de Dartmouth. En esta definición, podemos observar, que, la IA tiene mucho tiempo de existir, y, si antes se manifestaba en novelas y en el cine, actualmente estamos viendo los frutos de la misma, los cuales están al alcance de la mayoría de las personas a través de su computadora o de su celular.
Actualmente tenemos ya varias opciones como el ChatGPT. Esta, es una herramienta de Open AI, con la que puedes conversar, te puede ayudar, te puede entender y te puede sorprender. Y, además, puede crear contenidos diversos. Puedes pedir que escriba un poema, puede crear un trabajo para tu escuela, un ensayo, un reporte para tu trabajo y mil cosas más.
De hecho, al entrar al sitio de ChatGPT, y le preguntas qué es, te responderá lo siguiente: “¡Hola! Soy ChatGPT, un modelo de lenguaje de inteligencia artificial desarrollado por OpenAI. En pocas palabras, soy un programa que ha sido entrenado con una gran cantidad de datos de lenguaje natural para poder entender y responder preguntas y comentarios en una amplia variedad de temas.
Puede realizar tareas como responder preguntas, realizar recomendaciones, ayudar en la resolución de problemas y ofrecer información en diferentes áreas, como ciencia, tecnología y cultura, entre otros temas. Estoy diseñado para simular una conversación humana natural, y para hacerlo, utilizo técnicas de procesamiento del lenguaje natural y aprendizaje automático.”
Obvio es que las herramientas de IA son sólo eso, herramientas. Y si una persona las usara para todo, no habría conocimiento. Esa persona sería el robot que va y aprieta unos botones para obtener la información. Y ése, sí sería un gran peligro, porque, por ejemplo, nuestros estudiantes no tendrían conocimientos ni criterio para enfrentar a la vida misma. Además, puede llegar a generar dependencia tecnológica y despersonalización. Puede generar un uso deshonesto, aprendizaje superficial, falta de pensamiento y creatividad.
La IA ya se encuentra entre nosotros y nos ayuda bastante. Y estoy seguro, que al momento de escribir esto, muchos de ustedes ya la usan. Ahí está Alexa, Ziri, Google Maps, Wayze, el traductor de Google y el mismo ChatGPT, pero hay otros menos conocidos como la plataforma laboral que existe desde el año 2023 llamada SIVIUM, que es una herramienta por la cual una persona postula en forma automatizada a todas las ofertas laborales de todos los portales de trabajo, sin necesidad de estar revisando cada oferta laboral que se presente y enviar el curriculum vitae u hoja de vida, uno por uno.
La IA ya se encuentra en uso en diferentes áreas del conocimiento como en el área de la salud, y vemos un avance fenomenal y positivo.
La IA no viene a desplazar al ser humano. Al revés, está entre nosotros para potencializar nuestras capacidades. Pero sí es importante que, comenzando con el sector educativo, llevemos ese tipo de conocimientos a la gran mayoría de estudiantes, porque, de lo contrario, se abriría una brecha entre los que tienen con qué y puedan hacerlo, y los que no tienen y no puedan acceder a este tipo de conocimientos. Y en el caso de los maestros, el debate es sobre cómo se enseña y cómo se aprende en esta era de la IA.
El reto es fuerte, pero, estoy seguro que la enseñanza de la IA traerá muchas consecuencias positivas para nuestra sociedad.
M. en D. Primo Blass