Por: José Ponce

La capital mundial del entretenimiento o ciudad del pecado como muchos lo conocen, se posiciona muy fuerte y se torna atractiva para el mundo deportivo. Las Vegas ha conseguido que su economía no dependa únicamente del juego y de las apuestas. Aunque es claro que sigue siendo su principal motor, su economía se conforma de manera diversificada gracias al capital de compañías tecnológicas y al valor del dinero público.

 

 

En la actualidad la ciudad del estado de Nevada es un mercado interesante para varias competiciones deportivas. Las Vegas es hogar de las carreras de NASCAR, de la Final Nacional de Rodeo y Monta de Toros Profesional, de las ligas universitarias de fútbol americano, de los torneos de basquetbol, la serie Mundial del Póker, el USA Sevens Rugby, funciones Boxísticas de Campeonato Mundial y hasta las finales del American Ninja Warrior, queda claro que los momentos deportivos no son algo nuevo.

Tales factores e intereses particulares han llevado a la NFL y NHL a tener una franquicia para emprender nuevas aventuras. El primer deporte nacional en contar con una franquicia permanente en la ciudad es la NHL con la creación de Las Vegas Golden Knights, quienes debutaron en 2017 y en 2020 la llegada de los Raiders quienes dejaron Oakland para reubicarse en la ciudad que nunca duerme.

 

 

 

 

La gran parte del dinero público que recaudan las instituciones estadounidenses en Las Vegas se debe al gasto que realizan los turistas allí. Con ello se financió la construcción del nuevo estadio del equipo de los malosos valorado en 1,900 millones de dólares. El motivo de que Raiders dejará su antigua casa fue porque la ciudad de Oakland se negó a aportar fondos públicos para la construcción de un nuevo recinto.

 

Tal éxito ha captado la mirada de otras ligas profesionales de la Unión Americana para invertir en una nueva franquicia. Se habla de la MLS que en los últimos años ha tenido una expansión de equipos interesantes y estas tierras pudieran ser muy atractivas para la liga. NBA y MLS no sería descabellado pensar que podría ocurrir lo mismo.

 

El único temor que radica en la ciudad del pecado son los factores negativos que rondan en los alrededores, como ser la menor densidad de población respecto a otras ciudades del país y su escaso arraigo al deporte profesional estadounidense.